Información para conductores

Desde hace décadas la accidentalidad de la población mayor es objeto de análisis: ¿las personas mayores se encuentran con frecuencia implicadas en accidentes de tráfico y/o presentan una mayor morbilidad y mortalidad en los mismos?

Habría que empezar por determinar cuando una persona es mayor. Desde el punto de vista de la seguridad vial, y por su mayor accidentalidad y mayor lesividad (mayores lesiones y muertes), se suelen considerar conductores mayores a los de 75 o más años. Este no es un límite definitivo y varía enormemente entre personas. No es la edad lo que limita la capacidad para conducir: es el estado de salud. A medida que envejecemos, las capacidades psicofísicas y el estado de salud se deterioran progresivamente, y con ello la capacidad para conducir con seguridad.
La valoración de la aptitud para conducir se realiza en los Centros Médicos de Reconocimiento, siguiendo la normativa europea y española sobre este tema. Esta valoración se ha considerado como una de las pocas acciones de promoción de la seguridad vial que se pueden llevar a cabo entre los conductores mayores.
Otro aspecto fundamente es el acceso a la movilidad. Disponer de licencia o permiso de conducción, y de un vehículo, permite a las personas mantener su movilidad y su independencia, ya que el transporte público suele ser limitado.

La cuestión no es ‘quitar’ de la carretera a los mayores, sino estar seguros de que conducen con seguridad.

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