*Información para conductores
La huella ecológica es un indicador biofísico de sostenibilidad que trata de calcular este impacto humano y se define como «la superficie ecológicamente productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un habitante medio de la sociedad analizada, así como la necesaria para absorver los residuos que genera». Esta incluye bosques, tierras cultivadas, pastos, mar productivo, etc. y se mide en hectáreas globales (hag).
En España se calcula que la huella ecológica del ciudadano equivalió en 2005 a 6,4 hag, con un crecimiento diario de 2,7 metros cuadrados diarios. Esta es 2,6 veces superior a la biocapacidad disponible en nuestro país. Es decir, que harían falta 2,6 veces el territorio español actual para compensar el consumo que realizamos. Y se prevé llegar hasta 8 hag por persona para 2020.
Al volante también podemos podemos reducir nuestra huella ecológica para preservar la naturaleza y la vida silvestre: diseñando carreteras que tenga en cuenta la fauna y flora, con pasos protegidos para la especies; no arrojando colillas encendidas o basura por las ventanillas, para evitar contaminar o incluso provocar incendios forestales; utilizando menos el automóvil, realizando viajes en medios de transporte que contaminen menos (bicicleta, a pie…) o comprando vehículos más respetuosos con el medio ambiente, conduciendo de forma menos agresiva, adecuando la velocidad a los límites o al tráfico existente, circulando sin frenazos ni acelerones, o haciéndolo con atención para evitar atropellos a animales, por su seguridad y por la nuestra.
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