*Información para conductores.
No es fácil comprender la idea de un espacio urbano ‘limpio’ de semáforos y señales donde ciclistas, conductores y peatones no se atropellen unos a otros. En el norte de Holanda, en Frisia (640.000 habitantes), existen ciudades así. Esta filosofía está denominada ‘Espacio compartido’ (Shared Space) e ideada por el experto en tráfico holandés Hans Monderman y se llevó a la práctica en cinco países de la Unión Europea entre 2003 y 2008.
La jornada comenzó en Oudehaske (2.000 habitantes), el pueblecito donde Monderman realizó su primer proyecto en 1983 y que vació de señales, bajando la velocidad a 30 km/h. Su lógica es: «si un conductor siente cerca el peligro –de atropellar a alguien, por ejemplo–, automáticamente reduce su velocidad. Pretendo hacer las carreteras más seguras, dando la sensación de que son inseguras».
Espacios para personas
El concepto del ‘Espacio compartido’, beneficia a peatones y vehículos. Su teoría tomó forma en media docena de ciudades frisias donde el ingeniero supo adaptarlo . En algunas de ellas, la eliminación de señales fue total. En Makkinga (1.000 habitantes), la única señal está en la entrada del pueblo: un panel con el mensaje “Bienvenido a la ciudad libre de señales”. En otras como Oosterwolde (10.000 habitantes), el número de señales se redujo al mínimo.
Contacto visual
Entonces, ¿cómo se circula cuando no hay señales de prioridad?. Negociando, ya que el espacio público fuerza a la gente a ser social y el contacto visual es parte de ese comportamiento social de las personas. Se puede comprobar en el centro de la ciudad de Drachten (50.000 habitantes), en una transitada glorieta a donde los usuarios llegan, se miran y pasan ordenadamente. Sin señales que les otorgaran el paso. “Ahora es un lugar agradable, más seguro y con más capacidad. Los semáforos eran el problema”, señalaba Monderman paseando orgullosamente por ‘su creación’.
Fte:dgt