*Información para conductores.
Generalmente los jóvenes tienen una serie de ventajas frente al resto a la hora de conducir: más reflejos, mayor condición física… Sin embargo, a veces, esas condiciones favorables no sirven de mucho si los conductores no tienen consciencia de sus limitaciones.
Una de las principales conductas de riesgo que se asocian frecuentemente a los siniestros juveniles es la ingesta de alcohol y otras drogas. Las drogas afectan a la conducción porque producen embriaguez, trastornos de atención y concentración y disminución de la capacidad de reacción del conductor.
El alcohol, el más común, incluso en pequeñas dosis, perturba las aptitudes del conductor, ya que al pasar a la sangre se extiende por el organismo, afectando sobre todo al cerebro y la vista.
Algunos de los principales factores que influyen en la tasa de alcoholemia son:
- La cantidad de alcohol ingerida.
- El peso de la persona.
- El sexo de la persona.
- El tiempo transcurrido desde que se consumió el alcohol.
- El tipo de bebida y el modo de ingestión.
- Tener el estómago vacío o lleno.
- La edad.
- Las circunstancias personales (estres, fatiga, embarazo…).
Las alteraciones que produce el alcohol en el comportamiento del conductor son las siguientes:
- Falta seguridad en sí mismo, mayor asunción del riesgo.
- Puede responder de forma agresiva, impulsiva o descortés ante los demás conductores.
- Se perciben peor las señales de tráfico y las luces de los semáforos u otros vehículos.
- Se reduce el campo visual.
- Mayor dificultad para coordinar correctamente sus movimientos.
- Aumenta el tiempo de reacción.
Las tasas máximas de alcohol permitidas son:
Por tanto, recuerda,
La única tasa de alcoholemia realmente segura a la hora de conducir es 0,0 G/L.
Fuente: ASECEMP